“El celibato eclesiástico no es un dogma. Las escrituras no lo imponen. Sería incluso muy fácil. Tomamos una pluma, firmamos un decreto, y mañana todos los sacerdotes que quieran pueden casarse." (Papa Juan XXIII - Audiencia con Etienne Gilson "Souvenir du Père" La France Catholique, no. 862, 7-VI-1963) --- “Podrás romper tu voto de celibato cientos de veces y podrás ser bienvenido una vez más. Comete el matrimonio una sola vez y serás echado”. (Ted Schmidt - Editor of Catholic New Times)

miércoles, 4 de abril de 2007

Mons. Milingo y los "Sacerdotes Casados"

ACTA DE FUNDACION Y DECLARACION
DEL MOVIMIENTO DE LOS “SACERDOTES CASADOS, AHORA"
San Pablo, Atibaia, 25 de marzo de 2007


Nosotros, obispos, sacerdotes y diáconos casados del Brasil, en el ejercicio ministerial en varias instituciones católicas juntamente con sacerdotes casados, oriundos de la Iglesia Católica Apostólica Romana, miembros del Movimiento de Sacerdotes Casados (MSC), reunidos en el Encuentro Brasileño del Movimiento de “Sacerdotes Casados, Ahora”, realizado en San Pablo, en el municipio de Atibaia, en los días 23 a 25 de marzo de 2007, bajo la inspiración espiritual y orientación del Arzobispo Emmanuel Milingo, Arzobispo Emérito de Lusaka, Zambia, (África); en la presencia del clero de la Iglesia Católica Apostólica Brasileña y de su patriarca, Dom Luiz Fernando Mendes; del clero de la Iglesia Católica Apostólica Misionera de Evangelización; del clero de la Iglesia Católica Ortodoxa Carismática; de los miembros de la Congregación Franciscana de los Siervos Inúteis; de los miembros del Instituto Misionero Francisco de Asís; de los miembros da URI — Iniciativa de las Religiones Unidas — y de los miembros de la Iglesia de la Unificación (Associação das Famílias para Unificação e Paz Mundial)




DECLARAMOS:

  1. Que la familia es una institución sagrada creada por Dios;

  2. Que la familia es el medio a través del cual los seres humanos perpetúan su linaje, su descendencia y la propia especie humana;

  3. Que la santidad humana está en el sacerdocio y en la familia, y no en el celibato obligatorio;

  4. Que la familia es la Escuela del Amor en sus distintas expresiones, por eso, es una necesidad humana espiritual, biológica y social;

  5. Que la formación de una familia es un derecho divino concedido a todos los seres humanos, inclusive a los sacerdotes y a todos los miembros de las diversas manifestaciones religiosas del mundo;

  6. Que el Movimiento de “Sacerdotes Casados, Ahora” no tiene como objetivo hacer oposición a la Iglesia Católica Apostólica Romana, o a otros segmentos religiosos, sino la defensa del derecho humano al establecimiento de familias consagradas en la libre expresión de su religiosidad;

  7. Que, con la inspiración espiritual concedida por Jesucristo al arzobispo Emmanuel Milingo, y con la fuerza de la autoridad de la sangre de Jesús, todos los sacerdotes casados están absueltos de toda culpa o herida espiritual, derivada de la decisión de establecer su familia y de generar su descendencia y linaje en la Tierra; que todos los sacerdotes casados están libres de todo castigo que se deriva de la excomunión de cualquier institución religiosa; que todos los sacerdotes casados están autorizados a celebrar la Santa Misa y a administrar los sacramentos en sus familias y en sus comunidades, en virtud de la necesidad espiritual del pueblo cristiano del Brasil.

  8. Que la defensa intransigente del celibato (la prohibición de construir una familia) impuesta por la Iglesia Católica Apostólica Romana a centenas de millares de sus miembros, niega el origen y la naturaleza divina de la institución familiar (Gn. 1:28), oponiéndose a la determinación bíblica (Tito 1:6; I Tm 3), y viola uno de los derechos más sagrados y vitales del hombre. Por tanto, el tiempo ha llegado para la Iglesia Católica Apostólica Romana el repensar su posición y restaurar ese derecho de Dios a los hombres.
En consecuencia, hacemos un llamado a todos los religiosos brasileños para apoyar al Movimiento de “Sacerdotes Casados, Ahora” a fin de que podamos fortalecer la fe cristina a contribuir al establecimiento de familias sanas centralizadas en Dios, que son las bases de la paz social y las raíces del Reino de Dios en el Brasil y el mundo.





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Declaración de Monseñor Emmanuel Milingo en el
National Press Club de Washington, el 12 de Julio de 2006


Damas y caballeros:

Estamos lidiando con un asunto muy serio que ha afectado a la Iglesia Católica por muchos años. Desde el Sínodo Católico Internacional de Obispos en 1971, en estos últimos 35 años, las disputas alrededor del celibato han empeorado. Si en 1971, la iglesia hubiera escuchado las súplicas de los obispos para ofrecer el celibato opcional a quienes se comprometieran con el de por vida, pero hubiera admitido a los casados al sacerdocio para cumplir su llamado, entonces no estaríamos hoy cosechando paja en lugar de la gracia divina.

La seriedad de este tema fue enfatizada cuando al iniciarse este tercer milenio los obispos de los EEUU plantearon de nuevo el asunto. Una vez más las autoridades en el Vaticano lo rechazaron en detrimento de la iglesia en los EEUU y alrededor del mundo.

El sacerdocio de personas casadas ha existido desde la época de Moisés, todos fueron casados provenientes de la familia del Sumo sacerdote Aaron como leemos en el Levítico. Algunos argumentan que lo que se pedía en aquel sacerdocio era simplemente una pureza legal. Pero cuando Dios exigió santidad como signo de estar en intimidad con El, esta orden de santidad seguía siendo más aplicable a los sacerdotes: "sean santos, porque Yo, su Señor, Soy Santo." La santidad o la sacralizad es el primer requisito de cualquier sacerdocio, casado o célibe.

Los apóstoles ordenaron a sacerdotes y obispos, sin importar su estado civil. San Pablo ordenó a Timoteo y lo consagró como obispo. Él ordenó al primer obispo de la isla de Malta, que era un hombre casado. Como San Pablo dijo a Timoteo, la única condición que él impuso al obispo fue la de casarse solamente una vez:

“Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro;” (I Timoteo 3:2-3)

Alguna personas se sorprenderán al saber qué pasó con Zaqueo, el hombre de baja estatura que Jesús pidió bajarse del árbol de sicómoro y luego visitó su casa. El se convirtió con toda su familia y llegó a ser consagrado Obispo de Cesarea de Filipo. (Historia de la Iglesia: Venturi).

Jesús compartió completamente con sus apóstoles, tanto casados como solteros, todo aquello requerido para convertirse en un apóstol. Él no demostró favoritismo para ninguno. Incluso cuando él les dio responsabilidades, buscó las capacidades de cada uno y confió en ellos. La cuestión del celibato no era su preocupación. Pienso que las demandas que San Pablo presenta para ser un candidato a obispo son más que suficientes para la vida de un obispo. Al reflexionar de nuevo sobre el sacerdocio del cual provine un obispo se reconocen las mismas demandas que se aplican al sacerdocio.

Por este medio apelamos a esos obispos que fueron enviados a monasterios, condenados por siempre, y negados a presentarse ante sus fieles. Déjenlos salir de sus prisiones católicas y ser reinstalados, asumiendo una vez más su responsabilidad pastoral entre los sacerdotes casados. Por favor hágannos saber donde están, póngase en contacto con nosotros.

A esos sacerdotes que puedan sentirse que por casarse hayan bajado o caído un poco, desháganse de su carga de humillación, exclusión y vergüenza. Vengan con sus compañeros considerados "pecadores", quienes debían ser marcados y olvidados por siempre como débiles. Vengan, pero nunca con lamentaciones. Su carga se ha levantado, vengan elevados, liberados de cualquier carga de pecado. Conviértanse en una Magdalena, un Pablo, un Pedro o un Agustín, o cualquiera de los muchos que dejaron atrás sus luchas pasadas. Todos llegaron a ser santos excepcionales, a pesar de sus debilidades anteriores.

A nuestra querida "Madre Iglesia" le suplicamos abrir los brazos a estos hijos pródigos que han deseado volver a casa y tienen tanto que ofrecer. No hay curación más importante que la reconciliación de 150.000 sacerdotes casados con la Madre Iglesia y la curación de una Iglesia en crisis con la renovación del matrimonio y la familia. La Iglesia no tiene nada que perder permitiendo a los sacerdotes la opción de casarse. Históricamente, es de los matrimonios sagrados de donde han salido sacerdotes, papas, santos y servidores amantes de Dios y la Iglesia.

Es debido a nuestro amor por nuestra fe y la preocupación profunda por su futuro que proclamamos en este día, el final del celibato obligatorio, y la opción para que los sacerdotes santifiquen la familia como fue diseñado en el Jardín del Edén, incluso mientras cumplen con su llamado y ordenación.
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Declaración de propósitos de la asociación: “Sacerdotes Casados, ¡Ahora!”
Arzobispo Emmanuel Milingo

Los sacerdotes casados están deseando servir a la Iglesia - Está muy claro que la Iglesia Católica tiene una gran necesidad de sacerdotes. Los obispos de todo el mundo han expresado su preocupación en varias ocasiones al Vaticano. Además los sacerdotes son necesarios para llevar la eucaristía a los católicos que no tienen un sacerdote residente. La Eucaristía es la esencia del Catolicismo.

En la actualidad hay aproximadamente 150.000 sacerdotes dejados a un lado porque están casados, pero válidamente ordenados. La mayoría de estos sacerdotes están listos y dispuestos a volver al ministerio sagrado del altar.

Nuestra misión es encontrar una manera de reconciliar a estos sacerdotes casados con la Iglesia y reinstalarlos en el ministerio sagrado y público, trabajando con la Iglesia de todas las formas posibles.

Es evidente que el "cuidado de almas" exige una nueva disposición pastoral para hacer esta visión una realidad.

Nada menos que el mismo apóstol San Pablo demostró su teología del sacerdocio y del episcopado cuando le escribió a Timoteo:

“Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro;” (I Timoteo 3:2-3)

Los sacerdotes casados están deseando servir a Dios y a las personas en la comunidad cristiana por medio de la Iglesia. Esta nueva asociación denominada "Sacerdotes Casados, ¡Ahora!" está llamando a estos sacerdotes y a todas las organizaciones nacionales e internacionales de sacerdotes casados a unirse en una petición abierta a la Iglesia Católica para reconciliar y recuperar a esos sacerdotes a un servicio activo. El arzobispo Emmanuel Milingo siente que es un apóstol llamado a traer a los sacerdotes casados de nuevo al servicio completo a la Iglesia debido a la escasez actual de sacerdotes y a la necesidad de llevar la eucaristía a cada católico.

El arzobispo Milingo desea ver un sacerdote en cada parroquia. Siente que es la Voluntad del Dios recuperar a los sacerdotes como ministros activos, vibrantes y completos de la palabra y la eucaristía.

"Sacerdotes Casados, ¡Ahora!" busca valorar el ministerio de los sacerdotes casados y reconciliarlos al ministerio sagrado y público. Será beneficioso no sólo para la Iglesia sino para toda la humanidad. El papel de los sacerdotes casados en la familia es esencial. La familia es el núcleo de la Iglesia y de la sociedad. El ministerio del sacerdote a su familia le provee de la experiencia y la relación necesaria para ver el evangelio en forma diferente y práctica.

El carisma de los sacerdotes casados es ahora necesario. San Pedro era un sacerdote casado, así como lo eran otros apóstoles. Es un derecho de cada persona entregarse y ser aceptado libremente en matrimonio. Este derecho debe ser devuelto a los sacerdotes del rito latino romano. No sólo es un asunto de justicia al sacerdocio sino también una cuestión de supervivencia para la iglesia en el futuro.

La excomunion del arzobispo Milingo

REFLEXIONES SOBRE LA EXCOMUNION DEL ARZOBISPO MILINGO

El martes 26 septiembre 2006, la Oficina de Prensa de la Santa emitió una declaración sobre la excomunión del Arzobispo Monseñor Emmanuel Milingo, arzobispo emérito de Lusaka. (ZENIT.org - ZS06092606). En dicha declaración se dice que la “Santa Sede ha seguido con profunda preocupación” la actividad del arzobispo Milingo al crear una nueva asociación de sacerdote casados, que según el Vaticano está “sembrando división y desconcierto entre los fieles”.

(Foto: el autor en conversación con Mons. Milingo)
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Es realmente irónico que se mencione en dicho comunicado que “exponentes de la Iglesia de diferentes niveles han tratado de contactar en vano al arzobispo Milingo para disuadirle de proseguir con sus acciones, que causan escándalo”. La ironía reside en el hecho de que en agosto de 2001, monseñor Milingo fue literalmente “raptado y separado” de su esposa María en el aeropuerto de Milán y estuvo desde entonces “secuestrado y vigilado” por la propia Iglesia, la cual sin duda ha tenido ya suficiente tiempo para “disuadirle” y por lo visto sin ningún éxito.

Teniendo en cuenta el trato (o mas bien el maltrato) que Monseñor Milingo recibió en esos cinco años, dudo como dice el comunicado en “la comprensión manifestada, incluso recientemente, por el sucesor de Pedro a este anciano pastor de la Iglesia,” cuando fueron el propio cardenal Ratzinger y luego Mons. Tarcisio Bertone, los responsables de tratar con el dossier Milingo desde el comienzo del caso como Secretarios de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Fue el hoy Cardenal Tarcisio Bertone, nombrado recientemente Secretario de Estado Vaticano por el Papa Benedicto XVI, el encargado de acompañar a Milingo en su proceso de arrepentimiento y renuncia a su “matrimonio” y retorno a la Iglesia en 2001. Por ello, si creo, como dice el comunicado en la “paciencia vigilante” en ver “la evolución de los acontecimientos” tales como “el pretendido matrimonio y después con la ordenación de cuatro obispos, el domingo 24 de septiembre en Washington D.C.” (…) “Con este acto público, tanto el arzobispo Milingo como los cuatro ordenados han incurrido en la excomunión «latae sententiae», prevista por el canon 1382 del Código de Derecho Canónico.”

Mons. Milingo al ir contra el Cannon 1382 del Derecho Canónico (que dice: “El Obispo que confiere a alguien la consagración episcopal sin mandato pontificio, así como el que recibe de él la consagración, incurren en excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica”) incurrió de forma automática en excomunión. Por lo tanto, en este caso, la Iglesia Católica, no necesita tomar ninguna iniciativa, sólo responde de acuerdo a la normativa de su ley eclesiástica. Así, Mons. Milingo hizo las cosas mucho más fáciles para la Santa Sede, pues les ahorró tomar “acciones” como informaba el servicio católico de noticias ACI el 24 de julio de 2006. Según esa noticia de ACI, Benedicto XVI recibía al Cardenal Tarcisio Bertone para tratar uno de los dos temas de la agenda de la reunión: “las acciones a tomar respecto del Arzobispo Emmanuel Milingo, que recientemente abandonó la Iglesia Católica para unirse a la secta Moon.” Esta expresión: “abandonó la Iglesia Católica para unirse a la secta Moon” denota como deliberadamente esa noticia pretende confundir y desviar la atención, pues el asunto NO ES que Mons. Milingo quiera unirse a la Iglesia de Moon, una falsedad que él ya aclaró cinco años antes, sino que el TEMA FUNDAMENTAL Y CENTRAL que Mons. Milingo planteó entonces y plantea ahora tiene que ver con EL CELIBATO SACERDOTAL y con los CURAS CASADOS.
(Véase en al final del blog la carta que dirigía en su momento a su Santidad Juan Pablo II, aclarando sus motivos y su sincera petición de ratificar su situación matrimonial de acuerdo al Rito Católico y dispensarse del celibato, así como una declaración dada antes de su ceremonia de boda)

Por eso, desafortunadamente, la propia Iglesia Católica le exigía entonces a Mons. Milingo disolver lo que supuestamente debe ser "indisoluble" para quitarle todo "carácter definitivo" a su matrimonio y lo que es más grave separar aquello que “Dios ha unido”.

Esto me recuerda que el 23 de agosto de 2001, cuando su esposa Maria Sung ayunaba y se manifestaba en la plaza de San Pedro reclamando por su marido al declarar ante el todo el mundo que su MATRIMONIO consumado libre y voluntariamente ante DIOS era indisoluble y para siempre; el Cardenal MacCarrick de Washinton D.C. hizo una significativa declaración, que en mi opinión resume de la manera más sincera, directa, clara y concisa la posición oficial de la Jerarquía Católica Romana sobre el celibato sacerdotal, y sobre el “escándalo” (como ellos mismos lo llamaron) provocado por Mons. Milingo. Por todo esto debemos agradecer mucho al Cardenal MacCarrick aquella declaración:

“…Nosotros que profesamos nuestra creencia en el carácter permanente y esencial del sacramento del matrimonio también creemos con igual convicción en el sacramento de las Sagradas Ordenes, por las que un hombre, sea un sacerdote o un obispo, está obligado por sus serios votos de su promesa de celibato y la fidelidad que el libremente profesó en su ordenación. Esos son serios elementos de la vocación sacerdotal, más aún cuando este sacerdote es un obispo. Esto no puede tomarse a la ligera.

La unión de un obispo con la Iglesia es adecuadamente descrita por los Teólogos y Padres de la Iglesia como un matrimonio. Por tanto, cualquier intento de destruir esta unión para poder substituirla con otra sería similar a la mujer que amenaza con suicidio si el hombre ya previamente casado con la que ella quiere casarse no deja a su esposa legal”

Una interesantísima teología, que en otras palabras implica o quiere decirnos, que la unión de compromiso que un sacerdote adquiere hacia la Iglesia ES IGUAL Y SE EQUIPARA a la unión que Dios en su infinita sabiduría estableció desde el principio para la unión entre el hombre y la mujer para que llegaran a ser dos en una sola carne y procrearan. Si seguimos con la lógica de esta equiparación, tendríamos que volver a re-escribir las Sagradas Escrituras para añadir que en el principio Dios creo al hombre Adán y le hizo una compañera adecuada que no es precisamente Eva, sino que es “la Santa Madre Iglesia” para se unan y lleguen a ser perpetuamente felices.

Tendríamos que re-escribir también el evangelio de Mateo 19:4-7 donde Jesucristo dice: “¿No han leído que el Creador en el principio, los hizo hombre y mujer, y dijo: El hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá con su mujer, y serán los dos uno solo? De manera que ya no son dos, sino uno solo. Pues bien, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre." En otras palabras, Jesucristo nos está diciendo que antes que la Iglesia o cualquier otra institución el matrimonio es la primera institución que Dios creó en el Jardín de Edén, y que por tanto, el matrimonio es en sí mismo el cumplimiento del propósito de la creación, ya que hombre y mujer forman la imagen de Dios, y podemos reflejar plenamente Su Naturaleza sólo como una pareja.

Cuando dos se hacen una sola carne, significa que Dios consagró la santidad de unión sexual. La unión del acto conyugal debería tener una dimensión mística y sagrada, ya que es la unión íntima entre el marido y la esposa con Dios para disfrutar y expresar el amor eterno que El originalmente diseñó. Dios está presente como la tercera persona. El es la unión, y los tres se convierten en uno, como un reflejo de la Santa Trinidad. Mediante esta santa unión, Dios, el creador de la humanidad, transmite Su amor a la toda la raza humana.

Por eso Mons. Milingo con toda razón declaraba el 25 de julio de 2001: “En un mundo caído que ha profanado la pureza del amor, la Iglesia Católica la ha protegido mediante el celibato y la castidad durante sus 2000 años de providencia. ¿Pero con qué propósito, y para qué fin la ha protegido? Ahora que entramos al 3er milenio, el celibato ha cumplido su propósito, y deber dar paso al establecimiento de matrimonios santos. Nadie mejor preparado para cumplir este alto y santo llamando que las monjas y sacerdotes célibes. Tal hecho nunca puede experimentarse mediante las pasiones ilícitas y desenfrenadas que ahora se suscitan en secreto. Sólo a través de matrimonios bendecidos, consagrados por Dios, puede uno comprender el significado de, "no es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea para él” [Génesis 2:18]

¿Qué es lo que o he hecho en obediencia a Dios?, proveer un modelo. Combinando el Sacramento de las Santas Ordenes, que define lo que es el sacerdocio, con el Sacramento del Matrimonio, fortaleceremos y renovaremos las dos partes, mientras reconstruimos, engrandecemos y fortalecemos el todo. Esto es lo qué Dios está pidiendo al final de los 2000 años de la fe Católica. Al entrar al tercer milenio, la capacidad de la iglesia para responder a la providencia de Dios determinará su utilidad a Su plan y su destino en Su voluntad.”

El comunicado vaticano termina con un llamado a la oración “de toda la comunidad de los fieles”… y yo me pregunto: ¿Que debemos orar los fieles? ¿Qué debemos pedir a Dios para ayudar a mitigar el “sufrimiento eclesial”? ¿Qué quiere Dios realmente…? ¿Un clero célibe o un clero casado? …

Al leer y releer este importante pasaje del evangelio de Mateo 19:4-7, y sentir el drama de Mons. Milingo, así como de los más de 100.000 sacerdotes sancionados por haberse casado, siento la necesidad de interpretarlo como un mandato claro y específico que Jesucristo dirige específicamente HOY a la Iglesia Católica, para que cumpla lo que realmente es la voluntad de Dios desde el mismo principio del mundo: establecer matrimonios consagrados a Dios. Sinceramente oro para que la Iglesia Católica pueda dar ese paso correspondiente que permita a sus sacerdotes la transición del celibato consagrado al del matrimonio consagrado de sus sacerdotes.

Creo que Mons. Milingo ama profundamente a la Iglesia Católica, pero entiende que la PROVIDENCIA DE DIOS así como el Evangelio son anteriores al Código del Derecho Canónico y que seguir a Jesucristo es anterior a las normas disciplinarias de la institución. Tanto el celibato opcional para los sacerdotes como el retorno a las funciones clericales de más de 100.000 sacerdotes casados supondrían un enorme beneficio para la Iglesia y eso es lo que busca con su MINISTERIO DE CURAS CASADOS.

Jesús González Losada - Octubre 2007

Mons. Milingo en su retiro


MONS. MILINGO Y EL PEZ RESCATADO DEL PANTANO
19 de noviembre de 2002


Con mucho interés he leído el libro "El pez rescatado del pantano" que está basado exclusivamente en una entrevista que el periodista Michele Zanzucchi le hace a Mons. Milingo en julio de 2002 en "Mariápolis Andrea", su lugar de reclusión, un centro del movimiento de los Focolares en el pueblo de O´Higgins, a tres horas de Buenos Aires.

En el mismo libro el periodista nos aclara que la "primicia exclusiva" para dicha entrevista se la concede Mons. Narcisio Bertone, quien está "a cargo del dossier Milingo desde el comienzo del caso", y que es, ni más ni menos, que el Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe (en otra época conocido como el Tribunal de la Santa Inquisición.)

Esta entrevista de unas 100 preguntas (en mi opinión cuidadosamente seleccionadas, preparadas y aprobadas de antemano por el propio Vaticano) de las que sale dicho libro, me da la impresión de ser una "condición" más que el Vaticano necesita para calmar las aguas y "sanear el escándalo" del año pasado provocado por las palabras y acciones de Mons. Milingo... Se percibe esta necesidad de reparar el daño causado ante la opinión pública y sobre todo tranquilizar a todos los católicos afectados por dicho escándalo.

Se aprecia también a lo largo de la entrevista, esa necesidad de comprometer directamente a Mons. Milingo con "sus propias palabras" a que confiese sus supuestos errores y se vea obligado luego a no retractarse para que se comporte como corresponde, y asegurarse que no vuelva a las andadas. Una especie de “reparación y preparación” antes de volver a dejarlo libre y a su aire (aunque dudo que vuelva quedar libre y a su aire) en la nueva casa que le tienen preparada en Zagarolo en Italia.

Porque sinceramente, no encuentro otra razón para que este libro evite sistemáticamente ahondar en las razones cruciales por las que Milingo hizo lo que hizo y dijo lo que dijo, sin mencionar para nada los ideales que motivan a la Federación de Familias, ni analizar ninguno de los poderosos argumentos previos expresados por Mons. Milingo en sus extensas declaraciones para explicar su bien pensada decisión de ABANDONAR EL CELIBATO SACERDOTAL, - PERO, SIN ABANDONAR LA IGLESIA CATOLICA - una distinción crucial y esencial para entender todo este asunto.

Es más, este periodista parece que a propósito evita indagar la más importante de todas las declaraciones que Mons. Milingo da durante la rueda de prensa del 25 de julio del 2001, cuando responde directamente y por escrito al ultimátum de excomunión. Curiosamente, lo único que se menciona en todo el libro sobre ese asunto (y en mi opinión) tergiversando deliberadamente los hechos es: "...a través del Internet y de las agencias de noticias se difunde una *presunta carta* de Mons. Milingo a algunos amigos"; cuando en realidad no había tal *presunta carta* pues Mons. Milingo realizaba una rueda de prensa y contestaba abiertamente a las preguntas de los periodistas. Y lo que es más importante, Mons. Milingo anunciaba en esa entrevista y declaración a TODO EL MUNDO que él ya había consumado su unión matrimonial: "Como puedo dejar a mi esposa, la que Dios me dio a mí, con quien YA HE COMENZADO VIDA CONYUGAL, y a quien he jurado fidelidad ante Él..." (Declaración del 25 de julio de 2001-se incluye integra al final del blog)

En cambio, para mi sorpresa, en este libro Mons. Milingo se niega rotundamente a hablar de este asunto... y es, curiosamente, entre la más de cien preguntas que le hacen, la única que se rehúsa a contestar.

En el libro se evita también (a propósito diría yo) hablar de la Federación de Familias y del Rev. Moon, así como de Maria Sung... a la que sólo se la presenta como a una victima.

En conclusión, un libro que deliberadamente pretende confundir y desviar la atención del TEMA FUNDAMENTAL Y CENTRAL que plantea Mons. Milingo y que tiene que ver con EL CELIBATO SACERDOTAL.

Ya desde su ofensivo, ridículo y humillante título: "El pez rescatado del pantano" ("fango" según el titulo italiano "il pece ripescato dal fango") este libro pretende convencernos de que el tema CENTRAL es el de rescatar a Mons. Milingo de las manos de "Secta Moon" (supuestamente el fango o el pantano), cuando en realidad, Mons. Milingo en TODAS sus amplias y abiertas declaraciones siempre dejó perfectamente claro que el no se unía a la "iglesia" del Rev. Moon y que seguía siendo CATOLICO.

Desde el principio, la cuestión era, es y será, si la Iglesia católica aceptaría, acepta o aceptará la decisión de casarse de Mons. Milingo. La jerarquía no lo permitió, y además lo tomó como una grave ofensa y una deslealtad, y por eso le enviaron la advertencia pública de excomunión. Como dice Mons. Milingo en la pagina 63 del libro: "... tenía que aceptar las tres condiciones que se habían planteado en el ultimátum, es decir, que dejase a María Sung, que dejara de frecuentar al Rev. Moon y sus seguidores, y que aceptara la doctrina católica en materia del celibato sacerdotal."

Y esto precisamente es lo que esta entrevista-libro quiere lograr y asegurar; así como también las pocas y breves cartas que Mons. Milingo se vio obligado a "escribir" durante su reclusión.

Mientras participaba en los eventos de la Federación, Mons. Milingo escribió largas declaraciones teológicas y habló con espontaneidad, pública, abierta y libremente en numerosas ocasiones ante todo tipo de personas, incluyendo a otros líderes religiosos y periodistas. Cosa que... curiosamente... no ha hecho desde entonces...

Por eso, como ya antes mencioné, es un poco prematuro sacar conclusiones sobre la situación real de Monseñor Milingo. Este libro, como todo lo que se ha escrito y especulado sobre este asunto desde su reclusión en agosto del año pasado, genera y plantea definitivamente más preguntas que respuestas...

Vamos a tener que esperar... esta saga va para largo...

Maria Sung, obviamente no se va a quedar tranquila... visita Italia regularmente, visitó recientemente a sus parientes en Zambia, sigue dando declaraciones, reclama por su marido... en fin, seguirá revolviendo el avispero... y seguirá declarando a los cuatro vientos que su MATRIMONIO consumado libre y voluntariamente ante DIOS es indisoluble y ETERNO...

Un argumento a tener muy en cuenta, sobre todo cuando, la propia Iglesia Católica le exige a Mons. Milingo disolver un matrimonio que supuestamente debe ser "indisoluble", quitarle todo "carácter definitivo" a su matrimonio, y lo más grave... separar aquello "...que Dios ha unido,”. Como Jesucristo mismo lo expresó en Mat. 19:4-6: “¿No han leído que el Creador en el principio, los hizo hombre y mujer, y dijo: El hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá con su mujer, y serán los dos uno solo? De manera que ya no son dos, sino uno solo. Pues bien, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre."

Mons. Milingo, por otro lado, ya ha demostrado ser un baúl lleno de constantes sorpresas, pues al final... y como debe ser... se moverá por el Espíritu y no por los intereses temporales o "estratégicos" de ninguna "Institución" lo que incluye a la Iglesia Católica o la Federación de Familias.

Algunas cosas que me quedaron claras al leer el libro y que se expresan abiertamente:

- Se confirma el hecho mantenido siempre por la Federación de Familias, de que Mons. Milingo fue literalmente "engañado y secuestrado" en agosto de 2001 en el aeropuerto de Milán por la señora Vitali con la ayuda de Mauricio Bisantis. Hablando sobre esto, Mons. Milingo incluso llega a decir: "...no logro aceptar el hecho de que me hayan llevado de un lado a otro casi por la fuerza." (pag. 57)

- Debido a este incidente, descubre la amarga realidad de que algunos de sus supuestos seguidores o discípulos "apreciaban mis servicios porque resultaban útiles a sus intereses. Me amaron por lo que había hecho a su favor, no tanto por lo que yo era." ... "No lo imaginaba hasta que no lo escuché en términos muy claros: ¡Cómo hubiéramos deseado que tú y Moon hubieran muerto antes de que sucediera esto!" ... "Otros, incluso religiosos y monjas, llegaron a decir: Los demonios que ha expulsado se han vengado." (pag. 98 y 99)

Incluso de los seguidores más positivos, nos comenta Mons. Milingo: "...que supieron aceptar la humillación que les causé y la perplejidad que, en algunos casos, casi los hace enloquecer. No podían creer que ese hombre vestido de smoking, moñito blanco y clavel rojo en el ojal, que aparecía por televisión y se casaba con una mujer coreana desconocida, era justamente yo" (pag. 100)

- Es difícil llegar a una conclusión de este drama inconcluso, y saber si Mons. Milingo está realmente arrepentido (como pretende hacernos creer este libro) de haber dado esos extraordinarios pasos en ese "inesperado viaje a lo largo de un camino no recorrido" (como él mismo escribió el 25-7-01) Lo que si desafortunadamente me queda claro es que Mons. Milingo no está feliz... que no es libre... que está atado por “obediencia” a una “institución” que lo condiciona y restringe... y que su deseo más intimo es volver a su tierra natal de Zambia, aunque de momento, él sabe que esa "institución" todavía no se lo va a permitir...
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Jesús González - 19 de noviembre de 2002

La Santa Sede amenaza con "excomunión"




La Santa Sede fija como plazo el 20 de agosto para la excomunión de monseñor Milingo - Pide al arzobispo zambiano, casado por el Rev. Moon, un gesto de arrepentimiento



CIUDAD DEL VATICANO, 17 julio 2001 (ZENIT.org).- Traducción no oficial de Zenit del texto de la Congregación distribuido por la Sala de Prensa vaticana en italiano:

"La Congregación para la Doctrina de la Fe, después de madura reflexión, por mandato del Sumo Pontífice, en obsequio a su tarea propia de tutelar la fe y la moral en la vida de la Iglesia, se ve en la necesidad de proceder, según la mente del can. 1347 § 1 del CIC, con el fin de preservar a los fieles del grave daño provocado por el reciente comportamiento del Excmo. Mons. Emmanuel Milingo, Arzobispo Emérito de Lusaka.

La misma Congregación para la Doctrina de la Fe:

1. tomando nota de los públicos y graves comportamientos y declaraciones, con los que el susodicho Prelado ha tentado la presunta "unión matrimonial" con la señora coreana, se ha adherido a la secta del Rev. Sun Myung Moon llamada Family Federation for World Peace and Unification y ha faltado a la comunión con el Sucesor de Pedro y el Colegio de los Obispos;

2. constatada la imposibilidad de comunicar con el Arzobispo Milingo, con el fin de invitarlo a reflexionar sobre las graves consecuencias de su comportamiento y de sus acciones, y a reparar el escándalo y a arrepentirse;

3. intima al Arzobispo Milingo, en nombre del arriba citado canon 1347 § 1 del CIC, la siguiente admonición canónica:

a) separarse de la Señora María Sung;
b) romper toda relación con la secta Family Federation for World Peace and Unification;
c) declarar públicamente su fidelidad a la doctrina y la praxis eclesiástica del Celibato y manifestar su obediencia al Sumo Pontífice con un gesto claro e inequívoco.

En el caso de que a la admonición dicha no siga, antes del 20 de agosto, un acto formal del Excmo. Milingo que ejecute lo que se le pide, se procederá a la irrogación de la excomunión reservada a la Sede Apostólica.

La Iglesia, aún debiendo proceder por el bien de los fieles a un acto tan doloroso, no cesa, sin embargo, de elevar al Señor, Buen Pastor, oraciones por el deseado retorno del Prelado al abrazo del Padre común”.


El documento está firmado en Roma, en la Sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 16 de julio de 2001, por el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto, y Tarsicio Bertone, SDB, arzobispo emérito de Vercelli, secretario.
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Código del Derecho Canónico
1347 § 1. No puede imponerse válidamente una censura si antes no se ha amonestado al menos una vez al reo para que cese en su contumacia, dándole un tiempo prudencial para la enmienda. § 2. Se considera que ha cesado en su contumacia el reo que se haya arrepentido verdaderamente del delito, y además haya reparado conveniente los daños y el escándalo o, al menos, haya prometido seriamente hacerlo.
1087 Atentan inválidamente el matrimonio quienes han recibido las órdenes sagradas.
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Arzobispo rechaza ultimátum del Vaticano
Miércoles, 25 de Julio de 2001, 20:12 (ET)

WASHINGTON, Julio 25 (UPI) -- El arzobispo católico Emmanuel Milingo respondió a la amenaza de excomunión del Vaticano por su reciente matrimonio, diciendo el miércoles que a través de su esposa él ha llegado a ver "la otra cara del corazón de Dios " y que la Iglesia Católica debe abandonar la exigencia del celibato para los sacerdotes.

"¿Cómo puedo ahora dejar a mi esposa?" Preguntó Milingo. En una conferencia de prensa en Washington, Milingo dijo que él ha comenzado la vida conyugal con la acupunturista coreana María Sung, con quién se casó en mayo, siendo bendecidos por el Rev. Sun Myung Moon.

El 17 de junio, el Vaticano publicó una Advertencia Canónica Pública que indicaba: "Si el Arzobispo Milingo no actúa formalmente antes del 20 de agosto de 2001, para cumplir lo que se requiere de él, será impuesta la excomunión reservada a la Santa Sede."

Según el Rev. Juan Beal, abogado en derecho canónico, este tipo particular de castigo se puede levantar solamente por el Papa. La advertencia fue firmada por el Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación Vaticana para la Doctrina de la Fe.

Todavía considerándose "un católico fiel que continúa rezando el rosario y celebrando la misa cada día," Milingo continuó diciendo: "por 43 años como un sacerdote célibe... conocía solamente a Dios como varón (masculino). Ahora, a través de mi unión con Maria, he podido ver el otro lado del Corazón de Dios, que es femenino. "

Él dijo a su audiencia que "el matrimonio santificado, fiel, y monógamo no es un paso inferior al celibato... sino que lo eleva a un nuevo nivel de fidelidad. Ahora es el tiempo para que la Iglesia dé ese mismo paso."

Milingo acusó al Vaticano de estar montando una farsa.

"El celibato se ha convertido en un fachada; matrimonios y aventuras secretas, violaciones de monjas, hijos ilegítimos, homosexualidad desenfrenada, pedofilia y sexo ilícito han plagado al sacerdocio. Cuando Cristo es burlado, el diablo se ríe."

El arzobispo recordó a su audiencia que desde el Concilio Vaticano II en 1960, unos 120.000 sacerdotes se habían casado y se convirtieron en “ex-clérigos.”

"Se han convertidos en bastardos ... ciudadanos de segunda clase (de la iglesia), " dijo Milingo.

"Lo que he hecho, en obediencia a Dios, es proveer un modelo," él dijo. "Combinando el Sacramento de las Sagradas Órdenes, que define al sacerdocio, con el Sacramento del Matrimonio, consolidaremos y renovaremos sus dos partes."

El Vaticano también le ha pedido a Milingo desasociarse y desvincularse de Moon y de su Federación de Familias para la Paz Mundial y Unificación. Pero el prelado insistió, "Yo no me uní a la Iglesia del Reverendo Moon." Él dijo que él era "un católico hecho y derecho."

Pero cuando un periodista preguntó a Milingo acerca de la acusación de los cristianos tradicionalistas de que Moon incurrió en blasfemia sugiriendo que Jesús fue un Mesías fracasado, Milingo contestó, "La muerte fue forzada sobre Jesucristo... Lo mataron antes de que él pudiera terminar de realizar sus planes."

El Rev. Levy Dougherty, un ministro Pentecostal y director ejecutivo de la Conferencia de liderazgo de Iglesias Americanas, negó la acusación que Moon se llama a sí mismo Cristo.

"Él da testimonio de Cristo," continuó Dougherty, cuyo grupo, que tiene conexiones con la Iglesia de la Unificación de Moon, organizó la conferencia de prensa en Washington.

"Moon cree en múltiples Mesías, y él es uno de ellos. Mesías significa 'ungido,' y eso no es lo mismo que Cristo," le dijo al periodista.

El título Cristo deriva de la palabra griega "Cristos" que significa El Ungido, al igual que Mesías, que es de origen hebreo.

El consagración de Milingo como arzobispo es "ad aeternam," por la eternidad. Él podría comenzar teóricamente su propia denominación ordenando a varones que serían sacerdotes incluso a los ojos del Vaticano, aunque no en comunión con la Iglesia Católica.

"¿Haría Usted eso si el Vaticano lo excomulga?" le preguntaron.

"No deseo hacer una división," Milingo contestó.

¿Por qué le pidió a Moon, entonces, encontrarle una novia?

"Éste es su don y su ministerio," dijo el arzobispo. "El Reverendo Moon utiliza este don para reconstruir las familias."

"Estamos levantando la primera institución que Dios creó en el Jardín del Edén: la familia que está en crisis en todas las sociedades," dijo Milingo. "Es un valor que todos compartimos ... Si el Vaticano estrictamente se opone a esta asociación, ha perdido completamente el espíritu de reconciliación que el Santo Padre ha instituido.”

"En su arrogancia no pueden entender."
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Mons. Milingo y la Iglesia de la Unificación


Por qué el arzobispo Emmanuel Milingo
asegura que no se ha unido a la Iglesia de la Unificación
por Massimo Introvigne



Los medios de comunicación internacionales están informando y están etiquetando como "raras" las declaraciones del Arzobispo católico Emmanuel Milingo porque siente que, aunque haya sido bendecido en matrimonio por Reverendo Moon, él no se ha unido la Iglesia de la Unificación ni tampoco ha dejado la Iglesia Católica Romana. Él comprende por supuesto que ha desobedecido las normas del derecho canónico al casarse sin haber esperado por el permiso específico de Roma y obtener una dispensa de su santa ordenación eclesial; pero niega que se haya unido a una religión diferente.

Desde el punto de vista del movimiento de Unificación, esa declaración no es rara - es obvia. Nadie puede "unirse" a la Iglesia de la Unificación puesto que ya no existe. El 1 de mayo de 1994, se celebró en Seúl el cuadragésimo aniversario de la fundación de la Asociación del Espíritu Santo para la Unificación del Cristianismo Mundial. Según el Reverendo Moon, este evento representó el cumplimiento de una fase fundamental en la historia de su movimiento que le permitió declarar el final del "ciclo" de la Iglesia de la Unificación como tal. Luego él inauguró la Federación de Familias para Paz Mundial y la Unificación (FFPMU) qué agrupó a todas las organizaciones que el Reverendo Moon había creado. El Reverendo Moon afirmó que el "curso individual" de la religión ha terminado y que, como principio de la nueva "era de la familia", Dios se unirá ahora con la humanidad en el seno de la familia. En este momento se declaró que era necesario hacer campaña por la purificación del amor y la santificación de la familia. Por eso se invitará a otras organizaciones religiosas que poseen normas éticas similares a participar en este amplio movimiento u organización. La Iglesia de la Unificación continuará para seguir educando y apoyando las funciones religiosas de sus miembros, como la Iglesia de la Unificación Familiar, una más de las muchas organizaciones religiosas dentro de la Federación de Familias para la Paz Mundial y la Unificación.

La mayoría de las parejas "bendecidas" por el Rev. Moon en los años recientes pertenecen a la Federación de Familias para la Paz Mundial y la Unificación, pero no pertenecen a la Iglesia de la Unificación Familiar, y la mayoría proclama que nunca han dejado su religión original. En resumen, ser "bendecido" en matrimonio por el Rev. Moon y unirse a la Federación de Familias para la Paz Mundial y la Unificación, no es lo mismo que unirse a la (vieja) Iglesia de la Unificación.

Esto es, por supuesto, el punto de vista del movimiento de Unificación, y al parecer del propio Milingo. Obviamente la Iglesia Católica Romana que prohibe "la membresía dual a sus miembros" en cualquier organización que pueda hacerles "comprometer" la fe (mantiene todavía esa posición al no permitir a sus miembros unirse a ninguna de las logias Masónicas ni siquiera de las más blandas), y es por eso que no va a preocuparse particularmente de esa distinción, y tomará un punto de vista muy diferente.

martes, 3 de abril de 2007

Declaraciones de Mons. Milingo en 2001

Comunicado de Su Eminencia Arzobispo Emmanuel Milingo
Sábado, 26 de Mayo, 2001 - Nueva York

Como católico bautizado desde la infancia, he dedicado toda mi vida a la Iglesia. Desde mi ordenación en 1958 he llevado una vida de celibato y he intentado servir a Dios con todo mi corazón, predicando el evangelio de Jesucristo y sirviendo a Su pueblo. En ese proceso, he servido fielmente a la Iglesia Católica como coadjutor, párroco, arzobispo de Lusaka y como Delegado Especial para Emigrantes y Desplazados, entre otras tareas. En todo ello, nunca he buscado un puesto o una posición mundanos, siendo mi único deseo servir al Señor, Su Iglesia y Su pueblo. El Espíritu Santo ha sido mi consuelo y guía, y el Señor Jesucristo y Su Santa Madre han iluminado mi camino. Le estoy especialmente agradecido al Santo Padre, el Papa Juan Pablo II, cuyo estímulo, aceptación y apoyo nunca han vacilado.

Ahora, a la edad de 71 años, después de toda una vida de dedicación a la Iglesia y a mis votos sacerdotales, el Señor me ha llamado para que dé un paso que cambiará mi vida para siempre, y hará posible que sea un instrumento de Su Bendición y Su Gracia para África y el mundo, aunque también sé que también cambie mi relación con la Iglesia católica. Doy este paso sólo en obediencia al Señor Jesucristo, tras muchos días de oración y ayuno. No sufro por las opiniones de los hombres y sólo quiero hacer la Voluntad de Dios. No obstante, considero importante que mucha gente en África, en Europa y en otras partes, quienes han confiado en mi guía o han sido bendecidos por Dios mediante el instrumento de mi ministerio estén debidamente informados sobre las razones y motivos de esta acción, no sea que alguien trate de difamar o tergiversar mis propósitos para sus propios beneficios.

El domingo, 27 de mayo del 2001, seré bendecido en matrimonio con María Sung, doctora de acupuntura y una sierva amante y ferviente del Señor. Como un sacerdote célibe, el matrimonio se encontraba completamente alejado de mi pensamiento. Sólo mediante el mandato de Jesús y el asesoramiento y apoyo del Revdo. y la Sra. Moon, doy este paso inesperado y atrevido, una decisión con la que he luchado por algún tiempo en mi corazón. A petición mía y de mi futura esposa, el Revdo. y la Sra. Moon oficiarán la ceremonia de Bendición, administrarán nuestros votos y consagrarán nuestra unión, junto con ministros religiosos de varias denominaciones. Mis razones para obedecer el mandamiento del Señor de que sea bendecido en matrimonio son las siguientes:

I. La Palabra de Dios: El propósito del matrimonio y de la familia

Como dice Génesis 1:27: “Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza, a imagen y semejanza de Dios los creó, macho y hembra los creó...”. Nuestro Señor reafirmó este pasaje cuando dijo: “No habéis leído que Dios los creó macho y hembra, y por esta razón los dos se harán una sola carne,... y lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre” (Mateo 19:4-7). En ello, nos está diciendo que el matrimonio es en sí mismo el cumplimiento del propósito de la creación, ya que hombre y mujer forman la imagen de Dios, podemos reflejar plenamente Su Naturaleza sólo como una pareja. Después de crear a Adán, Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté sólo” (Génesis 2: 18). Y su primer mandamiento fue: “Creced y multiplicaos, henchid la tierra y sometedla”.

No obstante, el voto sacerdotal del celibato tiene un significado profundo en la Providencia de Dios. Nuestros primeros antepasados desobedecieron a Dios, tomando del fruto prohibido. Avergonzados de su desnudez, cubrieron sus partes bajas y se escondieron de Dios. Fueron expulsados del Jardín y su matrimonio y vida familiar no tuvo nada que ver con Dios. La humanidad ha heredado el linaje pecaminoso de estos padres caídos. Jesús dijo: “Sois de vuestro padre, el Diablo, y queréis cumplir sus deseos” (Juan 8:44). Debido al amor falso entre el hombre y la mujer desde el origen, el sendero de total devoción al servicio de Dios ha requerido que sacrifiquemos tales deseos humanos. San Pablo explicó la lucha entre servir a Dios y el matrimonio, alabando a los que “se abstengan del matrimonio” (Mateo 19:12). Jesús reconoció a los que “se han hecho como eunucos por el Reino de los Cielos” (Mateo 19:22). Por todo ello, he ofrecido mi voto de celibato con todo mi corazón.

Con la sangre de nuestro falso padre, Satanás, corriendo por nuestras venas no podemos entrar en el Reino de los Cielos a menos que no nazcamos de nuevo, recibiendo el cuerpo y la sangre de Jesús, y heredando el amor, la vida y el linaje mediante Su hijo unigénito. Por ello, he celebrado y continuaré celebrando misa todos los días de mi vida, porque la Sagrada Comunión representa la unión más verdadera e intima con nuestro Padre Celestial.

Aún así, Dios me ha mostrado que la unión de un hombre y una mujer de fe es el auténtico reflejo de la Santa Trinidad. Así como Dios Padre es uno y se manifiesta en la unión mística de Jesús y el Espíritu Santo, Dios también puede estar presente plenamente en la unión entre un hombre y una mujer en la comunión del matrimonio. San Pablo exaltó la relación entre Jesús y la Madre Iglesia como un modelo para el matrimonio (Efesios 5:22-32). La Iglesia primitiva, como Pablo, vieron el matrimonio como una penosa necesidad. Gradualmente, la vocación del matrimonio y su sagrado propósito original han sido resucitados. Al término del segundo milenio de la cristiandad, muchos dentro de la Iglesia se han dado cuenta de que el celibato ya ha cumplido su propósito. Estamos entrando en la era donde cada hombre y mujer está llamado a cumplir el propósito original de reflejar la imagen de Dios.

Tristemente, muchos son incapaces de reconciliar este anhelo original con sus votos de celibato, y este compromiso ha llegado a ser un cascarón vacío, un estándar inalcanzable. Todo tipo de impurezas, incluso de lujuria innatural, hijos ilegítimos y otros secretos horribles han pesado sobre las vidas de aquellos que buscan servirle a Él. El incremento de la homosexualidad y los embarazos entre sacerdotes y monjas han llegado a ser de conocimiento público. De esta manera, la sangre de Satanás ha seguido fluyendo a través de la Iglesia de Dios. Esta sangre satánica debe ser limpiada, y el verdadero amor, la verdadera vida y el verdadero linaje de Dios deben ser restaurados. Parafraseando a Pablo, ha llegado la hora de crecer, de dejar las cosas de niño y afrontar la verdad cara a cara, no vagamente, como a través de un espejo.

Mi vida ha sido una confrontación con el Demonio. Ahora, respondiendo a la llamada de Dios de asemejarme a Él plenamente y restaurar Su ideal original del matrimonio, oro para abrir el camino a muchos otros a separarse de Satanás, purificar sus espíritus y sus cuerpos, y ayudar a que la Iglesia se limpie y renueve.

II Mi llamada y misión

El 3 de abril de 1973, descubrí, casi por casualidad, que estaba bendecido con el don de la curación. Desde entonces, Dios no ha cesado de usar mi don para bendecir a muchos. El Espíritu del Señor está sobre mí, ya que me ha ungido para predicar el evangelio, curar a los enfermos, y aún más allá de lo que espera, exorcizar demonios. Siendo obediente a Dios como Su instrumento, tuvieron lugar incontables milagros. Miles y miles de personas fueron bendecidas gracias a este ministerio. Tanto médicos como curanderos fueron testigos del poder de Dios y muchos entraron en la Iglesia del Señor mediante la predicación del evangelio y el carisma de la curación. Poderosas experiencias espirituales sucedieron entre la congregación de los fieles. Las Hijas del Redentor, los Hermanos de San Juan Bautista, los hijos del Buen Pastor Jesús, y numerosos ministerios y misiones han florecido por medio del derramamiento del Espíritu Santo. Llegué a conocer la presencia poderosa de la obra del mundo espiritual.

Muchos en la jerarquía de la Iglesia no entendieron estas manifestaciones del Espíritu y trataron de controlarlas o limitarlas, restringiendo mi ministerio. A pesar de mi devoción a la Palabra de Dios, el servicio diario de misas y mi compromiso con la Santa Iglesia, fui acusado, temido y calumniado. Además, observé que el dominio de la cultura europea sobre la Iglesia estaba limitando el mensaje cristiano y evitando que los africanos descubriesen su valor original y su identidad espiritual. A la par que amaba a la Iglesia y sus tradiciones, estaba decidido a ayudar a superar el sentimiento impuesto de inferioridad cultural que experimenta África y de traer una nueva vitalidad al Cristianismo alimentándolo con el terreno rico de la herencia africana. También estos esfuerzos me pusieron en contradicción con algunas autoridades de la Iglesia.

Mis esfuerzos por realizar la misión encomendada por Dios se han visto progresivamente frustrados, bloqueados y, incluso, saboteados por algunas autoridades eclesiásticas. Fui acusado de todo tipo de males terrenales y espirituales, fui llamado a Roma, querellado, interrogado, examinado y aislado. Se esparcieron rumores grotescos sobre mi. A pesar de que respondí una a una a todas las acusaciones, estaba claro que no se me permitiría volver al arzobispado de Lusaka para servir al pueblo africano que yo tanto amaba. Obedientemente, he residido en Roma cerca de veinte años. A pesar de que se me impidió celebrar misa en cualquiera de las iglesias dentro de los límites de la ciudad, no podía abandonar la llamada a predicar el evangelio, curar los enfermos y echar a los malos espíritus. A mi pesar, he llegado a ser un reto para la Iglesia que tanto amo, y la Iglesia que tanto amo ha llegado a ser una cadena que me ha impedido cumplir la misión dada por Dios. He luchado en mis oraciones, preguntándome qué debía prevalecer: ¿ mi voto de obediencia a la autoridad eclesiástica o mi promesa de obediencia a Dios?

III Mi amor por la Santa Iglesia

A lo largo de todas las acusaciones, restricciones, calumnias y exilio, mi profundo amor por la Santa Madre Iglesia nunca ha vacilado. A pesar de haber sido separado del pueblo al que fui llamado por Dios a servir, y haber sido restringido de ofrecer los dones que el Espíritu ha seguido manifestando por mi hasta el día de hoy, he continuado en la observancia de la fe en la que fui bautizado. Aunque algunos en cargos poderosos han sido usados por el Diablo para atacarme, yo solo he pretendido proteger y defender a la Iglesia de Dios. En esa lucha entre la llamada de Dios y la obediencia a la Iglesia, sé que otros más grandes que yo se han enfrentado al mismo dilema, desde santos a reformadores. Como ellos, no deseo abandonar la Iglesia que tanto amo y, no obstante, debo seguir lo que el Señor me pide.

Oro para que mi aceptación del ideal de Dios del matrimonio y la familia, mi determinación a seguir el mandato del Señor y la llamada de mi conciencia, y mi compromiso por salvar a África puedan tocar el corazón de los creyentes, y que sirva como una voz de alarma que despierte a la Iglesia al entrar en este nuevo milenio. Hace dos mil años, el pueblo preparado por Dios no se dio cuenta que el momento anunciado había llegado. Mientras Jesús proclamaba la venida del Reino y predicaba un nuevo evangelio, los que estaban aferrados al pasado, le consideraban un demonio. Cuando limpió el templo, los líderes religiosos sólo les importaba la amenaza que éste representaba contra su autoridad. No tuvieron ojos para ver ni oídos para oír. Procuremos no repetir los pecados del pasado.

IV Mi relación con el Revdo. y la Sra. Sun Myung Moon

Sin lugar a dudas habrá aquellos que afirmen que he sido influenciado indebidamente por otros para seguir este camino. Por esta razón he explicado cuidadosamente la trayectoria pasada que ha hecho este curso inevitable. Algunos creerán que me han convertido y que me están controlando, pero os aseguro que mis decisiones son las mías propias. Obedezco por encima de todos y de todo el mandato del Señor Jesucristo. El Revdo. y la Sra. Moon nunca me han pedido que dejara mi fe católica para poder exaltar el ideal universal de la familia. Le he pedido al Padre y Madre Moon que arreglen y consagren mi matrimonio debido a mi respecto por la disposición especial que Dios les ha dado para construir matrimonios y familias centrados en Dios. He visto verdaderamente que el Reino de Dios sólo puede establecerse en la Tierra mediante el verdadero amor, y que ese amor solo puede ser realizado mediante familias centradas en Dios. Están haciendo la obra del Señor.

Con el corazón en la mano puedo decir que el Revdo. Sun Myung Moon es un hombre de Dios. Su ministerio empezó a partir de una llamada de Jesucristo en su juventud. He sido testigo de sus esfuerzos por unir a gente de todas las creencias y romper las barreras raciales. Por largas horas, he orado a Jesucristo acerca del Revdo. y la Sra. Moon, y el Señor me ha guiado a entender y apreciar ese ministerio especial para construir familias centradas en Dios entre gente de todas las creencias en la capacidad de Verdaderos Padres. He observado que el Revdo. Moon conoce el mundo espiritual de una manera profunda al igual que yo lo he experimentado.

Pido a todos los creyentes que pongan toda su preocupación en encontrarse con el Dios vivo y hacer Su Voluntad, y que oren para que mi amada Iglesia tome medidas encaminadas a la reestructuración de su “modus administrandi” A aquellos que quieran condenar el mensaje y el ministerio universal del Padre y Madre Moon sin una investigación personal, les recuerdo que prácticamente todos los santos y profetas fueron malentendidos y rechazados. Sólo puedo recordar las palabras de Esteban en Hechos 7:51-52: “¡Duros de cerviz e incircuncisos de corazón, siempre resistís al Espíritu santo! Así como hicieron vuestros padres así también vosotros. ¿A qué profeta no han perseguido vuestros padres? Y han matado a aquellos que anunciaron la venida del justo, a quien vosotros habéis traicionado y asesinado”.

V . Nuestro futuro

A pesar que mi corazón está apenado por aquellos que amo y que aún no entienden el camino que estoy tomando, estoy lleno de alegría por la oportunidad de ofrecer todo mi corazón y alma y de usar libremente una vez más todos los dones de Dios y ponerlos a Su servicio. Mi compañera María y yo retornaremos a África, un continente que sufre los estragos del SIDA, un continente sumergido en la confusión política, económica y social, no obstante una tierra con una herencia rica en valores tradicionales de familia, comunidad, respecto por los mayores y espiritualidad. Es nuestra misión renovar esa herencia y llevar el amor sanador de Cristo, y usar la piedra angular de familias de fe para reconstruir la sociedad. Dios nos ha llamado para que fomentemos un movimiento de curación y renovación, y voy a invertir el resto de mi vida terrenal en el continente donde nací. Debo mi vida y mi amor al Señor Jesucristo y la Santa Madre María. Quiero ofrecer mi gratitud eterna y respeto al Santo Padre Juan Pablo II. Ahora y siempre me dedicaré a la iglesia que amo.

El mismo Dios vivo que me ha guiado a una vida de servicio a Su Iglesia y Su pueblo, me ha guiado ahora a trabajar con los honorables Revdo. y Sra. Moon. No me estoy uniendo a la iglesia del Revdo. Moon, pues su trabajo no es para ninguna iglesia, nación o raza en particular. Su trabajo es romper las barreras entre todas las razas, naciones y credos y realizar el Reino de Cielos en la Tierra. Recé a Jesús, y el Señor en persona me ha mostrado que Su reino debe establecerse mediante el corazón y las manos del ser humano, y debe estar basado en el verdadero amor y en verdaderas familias. Él ha ungido este ministerio y ha confirmado la rectitud de mi camino. Le doy gracias a Dios por la visión y el ejemplo del Revdo. y la Sra. Moon, y juro trabajar con hombres y mujeres de todos los credos para realizar el ideal de Dios de un mundo de paz, felicidad y amor que es la misión última de toda religión. Que Dios bendiga a todos aquellos que tienen hambre y sed de justicia.
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H.G. Emmanuel Milingo - Ex arzobispo de Lusaka, Zambia
26 de Mayo del 2001

Carta al Vaticano del Arzobispo Emmanuel Milingo


(Esta carta personal es una de las muchas comunicaciones que el Arzobispo E. Milingo envió al Vaticano durante estos últimos cuarenta días. Fueron enviadas por correo (a la oficina del Santo Padre directamente) por fax (a la oficina del Secretariado de Estado y a la oficina de Prensa), y a través de la entrega personal de parte del staff y los amigos del Arzobispo en Roma. No se ha recibido respuesta a ninguna de estas comunicaciones, a pesar de poner explícitamente números de fax, números de teléfono, así como direcciones de correo. Al mismo tiempo, aquellos que apoyan a su Eminencia han sido tratados severamente, cortados de todo contacto con él. Todos los intentos del Arzobispo para animar y asistir a sus anteriores congregaciones o dar respuesta a sus preocupaciones han sido bloqueadas e impedidas con amenazas de sanción. Todos los esfuerzos para buscar una audiencia con el Santo Padre han sido ignorados.

Ahora, el Vaticano ha dado un ultimátum público, a pesar de las promesas de Joaquín Navarro-Valls, su vocero oficial, de primero comunicarse con el Arzobispo Milingo (ZENIT, 28 de Mayo 2001), declarando que ellos no sabían como comunicarse con él. Claramente, continuaron usando los medios de comunicación para desacreditar y mal interpretar al Arzobispo, así como, buscar un apoyo público para sus posiciones. Monseñor Milingo no está incluso seguro que el Santo Padre tiene conocimiento de sus cartas.

Sólo por esta razón, Su Eminencia ha pedido que esta carta privada, tratada con el silencio por el Vaticano se haga ahora pública. Con sus disculpas al Santo Padre, él comparte esta carta con ustedes. Monseñor Milingo estará disponible para dar entrevistas en los EE.UU. a fines de esta semana, después de su regreso de Corea, donde ha estado visitando a los familiares de su esposa y haciendo preparaciones para su futura vida juntos.)
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10 de Junio del 2001
Su Santidad Juan Pablo II
Palacio Apostólico, Ciudad del Vaticano.

Su Santidad,


Aprecio los esfuerzos que ha hecho tratando de conectarse conmigo en Nueva York el 25 y 26 de mayo, justo antes de la Bendición Matrimonial Interreligiosa. Sé que la acción que he tomado es, al mismo tiempo, sorprendente y difícil de comprender, pero le aseguro que estoy respondiendo a mi más profunda fe en Jesus, y mi amor inmortal por la Iglesia Católica. Oro por su comprensión y asistencia al buscar un camino de reconciliación y unidad con la Iglesia a la que amo. Por favor esté seguro de lo siguiente:

* Las acusaciones de que me han lavado el cerebro, controlado, o de estar poseído por los mismos demonios contra los que yo he luchado son pura basura. Esa clase de acusaciones tontas tienen la intención de cumplir dos cosas: desacreditarme a mi (y al ministerio que Dios me ha dado), y evitar los temas y cuestiones que estoy planteando. Desde 1973, cuando Dios me llamó a cumplir el mandamiento que Nuestro Señor dio a sus Apóstoles en Lucas 9:1-2, he sido criticado, escandalizado, investigado, exiliado y convertido en un extraño y un tonto en mi propia Madre Iglesia. Los fenómenos que ocurren cuando digo misa (fenómenos que yo no he buscado y que no puedo explicar) han conducido a que haya sido boicoteado y rechazado. Cada sacerdote que ha concelebrado conmigo ha sido castigado. A pesar de eso, Dios ha permanecido conmigo, la gente continua clamando, y la Iglesia me ha herido, silenciado y aislado. ¿Podría callarme? ¿Debería abandonar el llamado de Dios e irme a mi casa y mi pueblo? Es irónico que después de años de tratar de suprimirme y esconderme hasta el punto de volverme inútil a la Iglesia, soy ahora el centro de tanta preocupación.

Mi decisión de casarme no es, como algunos han implicado, debido a la concupiscencia. A mis 71 años, los estímulos sexuales están en el nivel más bajo. Es equivocado compararme, como los medios de comunicación han hecho, con clérigos que han violado, o embarazado, o simplemente se han enamorado. Me estoy casando por Dios, motivado por el más profundo deseo de traer pureza y honestidad a la Fe, al plantear la gravedad de los pecados morales que han herido y debilitado a los clérigos católicos. Si hay algo en lo que el Rev. Moon me ha influido es en ayudarme a ver el papel sagrado y salvífico del matrimonio y la familia, y de su necesidad para curar a la sociedad. Ahora, alrededor del 80% de los casos ante el tribunal en Roma tienen que ver con familias desintegradas. Puede hacer un gran bien a la Iglesia el traer este ministerio al frente. Sólo por esta razón, no he actuado en la oscuridad o secreto, sino abiertamente enfrente de Dios y la humanidad. La sexualidad y la espiritualidad, divorciadas por mucho tiempo en la tradición de la Iglesia, deben ser reconciliadas. Mi voto de fidelidad a mi esposa ante Dios no es un paso inferior al celibato, sino un salto hacia arriba.

No he hecho nada para negar mi comunión con la Iglesia y sus obispos. Mi voto de celibato está todavía intacto, y permanecerá así mientras observo 40 días de purificación y ofrenda antes de consumar el matrimonio. Mi compañera y yo estamos reviviendo el estado de Adán y Eva, como hermano y hermana, dedicando nuestra unión al trabajo de Dios y a su Gloria, y ella está de hecho aprendiendo los caminos de mi fe. Al mismo tiempo, estamos de esta forma expiando nuestros propios pecados personales pasados. Oro el rosario cada día por el Santo Padre, y continuo experimentando la presencia de Jesucristo en la Eucaristía. Al considerar los asuntos canónicos del matrimonio, los símbolos del vino, agua y los votos que compartimos, no son diferentes a los casamientos tradicionales alrededor del mundo, los que más tarde pueden ser sacramentalizados por la Iglesia, como ocurrió con el casamiento de mis padres. Tengo la esperanza de encontrar un camino para fortalecer y no disminuir a la Iglesia y para renovar y engrandecer, y no para avergonzar la Fe.

A la luz de estos hechos, estoy determinado a encontrar el camino, si es del todo posible, para trabajar dentro de los confines de la Iglesia Católica. Tengo dos peticiones a Su Santidad:

1. Delegar a Su Eminencia el Cardenal Egan, o a un representante del Vaticano en la Naciones Unidas para ratificar mi situación matrimonial de acuerdo al Rito Católico, y dispensarme del celibato. Si bien es mi convicción personal, durante estos 40 días, estoy mucho más puesto en prueba en este asunto.

2. Estoy recibiendo muchas invitaciones de las iglesias y organizaciones cristianas más importantes, y que honran mi posición en la Iglesia; soy recibido como un Arzobispo Católico que lidera, y que recorre un camino, al mismo tiempo bíblico e inevitable. Ambos, el Consejo Mundial de Obispos, y CORPUS, la organización de sacerdotes y monjas casados me han buscado. Se me ha invitado a hablar en varias de las Iglesias Afro-Americanas de los Estados Unidos.

Me parece que puedo ser de gran ayuda en esta posición. Quiero hacer todo lo posible para todos los sacerdotes y obispos secularizados, a llevar una vida digna, y reconciliados con la Iglesia Católica. Oro para encontrar un camino en el que pueda involucrarme de nuevo en los círculos católicos, y todavía representar a la Iglesia como un Arzobispo Católico.

Y busco ahora lo que se me ha negado por algún tiempo: una audiencia con Su Santidad. Estoy buscando que el "Sanatiu Matrimonii" pueda ser hecho antes de la consumación, lo que sanaría cada aspecto canónico.

Su humilde servidor
Arzobispo E. Milingo
EM/ps

"Y juntando a sus doce discípulos, les dio virtud y potestad sobre todos los demonios, y que sanasen enfermedades. Y los envió a que predicasen el reino de Dios, y que sanasen a los enfermos." Lucas 9:1-2
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Respuesta del Arzobispo Emmanuel Milingo
a la Advertencia Pública de la Congregación para la Doctrina de la Fe
25 de julio, 2001 Washington, DC,


Mis estimados hermanos y hermanas,

Yo, el Arzobispo Emmanuel Milingo, me encuentro embarcado en un inesperado viaje a lo largo de un camino no recorrido. Por sorprendente que sean los pasos que Dios me ha inducido a tomar, lo que es todavía más asombroso aun es la gran preocupación y angustia que muchos han expresado acerca de mi destino y futuro. Pero yo les pido a todos aquéllos que me aprecian y que han orado por mí, que sus lágrimas de dolor se transformen en lágrimas de alegría. Porque de hecho me siento el más feliz y más bendecido entre los hombres, pues Dios oyó mi lamento, y contestó mis oraciones.

MI HISTORIA

Mi historia es simple. Como un muchacho que cuidaba ganado en mi Africa nativa, Dios me llamó a Su servicio, y me atrajo al regazo de mi Madre, la Iglesia Católica. Yo la serví con sinceridad, y busqué amar Dios amando a las personas. En 1974, Dios me dio un don, y me comisionó como Nuestro Señor Jesucristo había comisionado a Sus discípulos: para sanar a los enfermos, expulsar los demonios, y predicar el evangelio [Lucas 9:2]. Ofrecí mi don a mi Iglesia y a sus fieles. Muchas personas respondieron apasionadamente, recibiendo este don espiritual de Dios. Pero mi Iglesia lo rechazó, y se empeñó en bloquearme y restringirme.

No fui yo sólo el impugnado. Cuando nosotros como africanos expresamos nuestro amor por Jesucristo a través de nuestras propias formas culturales, así como los europeos lo han hecho por mucho tiempo con las suyas, los líderes de la Iglesia desarrollaron su desconfianza hacia mí. Roma parecía incapaz de concebir que estos dones espirituales en su joven iglesia africana pudieran de hecho venir de Dios. Me llamaron "el hechicero," y catalogaron la respuesta de las personas como "voodoo o brujería". Se me calumnió con falsas acusaciones y rumores maliciosos, y a pesar que uno por uno todos fueron refutados, me exiliaron a Roma. Temieron que sólo sería un problema en Africa. Estaban convencidos de que yo quise ser "el mesías africano," y proyectaron su propia arrogancia y anhelos de poder en mí. Tanto ahora como en el pasado, no tengo aspiraciones por la posición o el poder, mas bien busco hacer la voluntad de Dios.

Cuando finalmente me encontré con el Santo Padre, después de 14 meses en el limbo, él animó mi carisma y prometió protegerlo. Pero para mi sorpresa, al celebrar la misa y los servicios de curación en Europa, ocurrieron los mismos fenómenos poderosos. Esta vez, sin embargo, no era la Iglesia de Africa, sino italianos, españoles, y gente de muchos otros lugares los que respondieron. Mientras la gente recibía estos dones con una actitud humilde y de agradecimiento a Dios por su bondad, los que buscan el poder sólo vieron en mi un problema y una amenaza. Se me prohibió celebrar misa en las iglesias, fui impedido de encontrarme con el Santo Padre, y finalmente restringido y atado hasta ponerme a un lado.

A pesar de que la Iglesia que amo me ha tratado como a un extraño, me ha exiliado, y finalmente ha puesto cadenas sobre mi ministerio, yo nunca me rebele contra ella. La he amado aún más, y he tratado lo mejor que pude de exorcizar no sólo los demonios de la gente, sino que también los que están atrincherados en las altas esferas. Cuanto más Dios me usó y la gente respondió, aun más mi propia Iglesia se me opuso, y castigó a quienes me asistieron. Finalmente, bloqueado en mi ministerio y removido de mis obligaciones, parecía que no tenía ningún lugar a donde ir sino a mi propio pueblo. Aun así, el mandato de Jesús resonaba dentro de mi: ...curar a los enfermos... expulsar a los demonios... predicar el evangelio. ¿Que podía hacer?

Entretanto, la Iglesia Católica ha sido motivo de escándalo debido a su inmoralidad. El celibato una vez parte vital de la pureza y del poder espiritual de la Iglesia, se convierte en una fachada o apariencia. Líos de faldas y matrimonios secretos, niños ilegítimos, una desenfrenada homosexualidad, pedofilia y relaciones sexuales ilícitas han plagado el sacerdocio, hasta el extremo que la Comisión de derechos Humanos de las Naciones Unidas investigó a la Iglesia por sus abusos sexuales, y la prensa occidental esta llena de noticias sobre juicios y escándalos que involucran a la Iglesia. Con tal hipocresía, ¿como pueden los sacerdotes ser los santificadores de la comunidad? Cuando se burlan de Cristo, el diablo se ríe, y la Iglesia queda sin poder para superar la ola de divorcios, adulterios, y enfermedades de transmisión sexual que plagan ahora a la sociedad. En mi propio país de Zambia, el índice de mortalidad es cuatro veces más alto que el de nacimientos debido al SIDA. ¿De dónde va surgir la curación? Esta farsa de la Iglesia debe terminar, la inmoralidad debe purificarse y debemos ser honestos.

Por eso yo me casé – no por una mera satisfacción personal, ni por debilidad o tentación, ni en secreto o avergonzado, sino ante Dios y el mundo. El Señor me ha mostrado el verdadero propósito del matrimonio, como la razón misma por la cual él creo al hombre y a la mujer. (Mateo 19:4) El matrimonio monógamo, fiel y santificado no es un paso atrás en mi voto de celibato... lo eleva a una nueva dimensión de fidelidad. Ahora es el tiempo para que la Iglesia tome el mismo paso o decisión. Hombres y mujeres que se comprometen y son fieles, padres que nutren y proporcionan un ejemplo moral, hogares de amor en donde Dios está presente y donde se valora a los niños: esas son las respuestas a los problemas de la Iglesia y la sociedad.

EL ULTIMÁTUM DEL VATICANO.

Como un católico fiel que continúa orando el rosario y celebrando misa diariamente, amo todavía a la Iglesia Católica con todo mi corazón. Estoy totalmente consciente de que como obispo de la Iglesia mi matrimonio es para muchos difícil de comprender. El Vaticano advirtió públicamente que mis acciones me habían alienado de la Iglesia. Pero ya me habían convertido en un extraño y un exiliado mucho tiempo antes de esto. Me pidieron que reflexionara, de que estaban esperando tener noticias mías, y habían prometido hablar privadamente conmigo antes de anunciar cualquier sanción pública [ZENIT, 28 de mayo de 2001]. Aunque permanecí en oración y aislamiento por 40 días después de mi matrimonio, escribí al Padre Santo tres veces pidiéndole una reunión con él para encontrar mi lugar en la Iglesia a la que amo. Permanecí célibe durante ese periodo, para consagrar mi matrimonio y esperar por su respuesta. Proporcioné números de teléfono y de fax, dirección postal, pero no recibí ninguna comunicación. A pesar de que he confirmado que al menos una de estas cartas fue recibida y reconocida, el Vaticano ha permanecido obstinadamente en silencio. Mis amigos cercanos al Santo Padre me ha asegurado que ninguna de mis cartas fueron entregadas al Papa, y quiénes están cerca de él han indicado que no tienen ninguna intención de hacerlo.

Ahora, la Congregación para la Doctrina de la Fe ha emitido una advertencia y un ultimátum. Aducen falsamente que determinaron que yo no podía ser contactado, aunque deliberadamente ignoraron mis cartas, y ni una sola vez consultaron a alguno de los miembros de mi personal, a mi abogado o a cualquiera que ellos solían consultar regularmente sobre mí en el pasado para localizarme. Hice todo lo posible de buena voluntad, pero rompieron su promesa, y emitieron una admonición canónica pública. Es por eso que me veo obligado de igual manera a presentar esta carta públicamente. Estoy listo para reflexionar junto con ellos sobre el significado de mis acciones. Fueron ellos los que no me dejaron lugar en la iglesia que amo, mucho antes de este momento dramático. Ahora les pido abiertamente lo que ellos me han negado en privado desde hace muchos años: una audiencia con el Santo Padre, a quien amo y respeto.

Su admonición incluye la amenaza de excomunión, si no cumplo tres exigencias para el 20 Agosto del 2001. En su advertencia, arrogantemente rehusan tomar en consideración cualquier de los puntos que he denunciado, o reflexionar sobre lo qué Dios pueda estarles diciendo. Ellos simplemente exigen que yo:

I. ME SEPARE DE MI ESPOSA, MARIA SUNG

Como Puedo dejar a mi esposa, la que Dios me dio a mí, con quien ya he comenzado vida conyugal, y a quien he jurado fidelidad ante El. Génesis 1:27 dice que la imagen de Dios es varón y hembra. Aunque por 43 años viví como sacerdote célibe, a pesar de mi sinceridad y devoción, solo conocí a Dios como varón. Ahora, mediante mi unión con Maria, he llegado a ver el otro lado del corazón de Dios, el cual es femenino. Como un individuo casado, me siento completo, y entiendo el significado de que dos se hagan una sola carne. Hasta ahora comprendo Génesis 5:2, que dice: "Varón y hembra El los creó. El los bendijo y llamó el nombre de ellos Adán el día en que fueron creados."

Cuando Jesús dijo que dos se harán una sola carne, el Señor consagró la santidad de unión sexual. El centro del sexo, en la unión física del hombre y la mujer en el matrimonio, Dios está presente como la tercera persona. El es la unión, y los tres se convierten en uno, como un reflejo de la Santa Trinidad. Mediante esta santa unión, Dios, el creador de la humanidad, transmite Su amor a la toda la raza humana. En un mundo caído que ha profanado la pureza del amor, la Iglesia Católica la ha protegido mediante el celibato y la castidad durante sus 2000 años de providencia. ¿Pero con qué propósito, y para qué fin la hemos protegido? Ahora que entramos al 3er milenio, el celibato ha cumplido su propósito, y deber dar paso al establecimiento de matrimonios santos. Nadie mejor preparado para cumplir este alto y santo llamando que las monjas y sacerdotes célibes. Tal hecho nunca puede experimentarse mediante las pasiones ilícitas y desenfrenadas que ahora se suscitan en secreto. Solo a través de matrimonios bendecidos, consagrado por Dios, puede uno comprender el significado de, "no es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea para él” [Génesis 2:18].

Ha sido el mismo Dios quien ha permanecido conmigo a lo largo de las persecuciones y las aflicciones, es El quién me han guiado ahora a esta unión santa y ha hecho posible para mí encontrar Su "otro lado," y completarse. Yo no he caído, perdido el rumbo o roto mi voto. No he tirado mi castidad, al contrario la he elevado al abrazarla en otra forma. Por nuestros cuarenta días de abstinencia y continencia después de nuestro casamiento, consagramos nuestro amor por Dios primero, estableciendo no una mera unión física entre el hombre y la mujer, sino por el contrario una comunión de dos personas con la participación de Dios. Es por eso que no tengo ningún remordimiento por lo que he hecho, y no tengo intención de retractarme.

II. DESASOCIARME DEL REVERENDO MOON Y LA FEDERACION DE FAMILIAS PARA LA PAZ Y LA UNIFICACION MUNDIAL

En primer lugar, Yo no me uní a la iglesia del Reverendo Moon. Fue mediante la Federación de Familias y la Conferencia de Líderes del Clero Estadounidense que me asocié con Católicos, Protestantes, Musulmanes, Hindúes, Sikhistas, y otras religiones. La institución que promovemos no es la iglesia del Reverendo Moon, ni ninguna otra. Si no que levantamos la primera institución que Dios creó en el Jardín de Edén: la familia, la cual está en crisis en todas las sociedades. Es un valor que todos compartimos y un fundamento de amor, moralidad y estabilidad que todos necesitamos. Si el Vaticano en su estrechez objeta esta asociación, ha perdido completamente el espíritu de conciliación que el Santo Padre ha instituido. Y en su arrogancia, no la comprenden del todo.

Yo soy un Católico Verdadero. ¿Por qué, entonces, pedí al Reverendo y a la Sra. Moon que me casaran? Es porque ellos me han mostrado más que nadie el profundo significado del matrimonio, de tal manera que me ha llevado a una comprensión más profunda de mi propia fe Católica. En el proceso, ellos nunca me pidieron que cambiara mi religión. De hecho, ellos han apoyado mi ministerio Católico, y desean proveerme de una plataforma para que yo finalmente pueda terminar la misión que Dios me ha encomendado: sanar los enfermos, echar fuera demonios, y predicar el evangelio. Es la Iglesia Católica, o algunos que se acreditan el poder en su nombre, quienes ya me descartaron como a un juguete viejo, y ahora como a un niño celoso quieren tomar el juguete desechado solo porque otro quiere jugar con él. ¿Por qué, después de ponerme en un estante polvoriento, ahora se interesan y se preocupan sobre adonde voy y qué hago? Quise hacer mi misión en la Iglesia Católica, como todavía intento hacerlo. ¿Pero por qué después de cerrar la puerta a mi ministerio y ponerle grilletes a mis dones, les disturba que Dios haya abierto otra ventana para mí?

¿Por qué le pedí al que Reverendo Moon que me ayudara a encontrar mi novia? Este es su don, y su ministerio. Cuando yo usé mi don en aras de ayudar a la gente se mal entendió y se me consideró como una amenaza. Cuando el Reverendo Moon usa su don para reconstruir familias, no es ninguna sorpresa que él sea mal entendido igualmente. Cuando compartí sus ideas como Obispo Católico del propósito divino del matrimonio y la santidad del sexo con familias Católicas, muchos lloraron, se reconciliaron, y renovaron su fe Católica. Pero cuando doy a conocer y doy crédito de donde vienen estas enseñanzas, se escandalizan. Yo he sufrido esta situación por 30 años. Presumir que alguien me haya influenciado y cambiado repentinamente es no querer ver los puntos verdaderos.

III. DECLARE FIDELIDAD A LA DOCTRINA Y DISCIPLINA ECLECIASTICA DEL CELIBATO

El sacerdocio no fue fundado sobre la "doctrina" o "disciplina" del celibato, si no sobre los sacramentos. Al sacerdote se le denomina a como "Alter Christus," o sea "Otro Cristo”. Como representante de Cristo él santifica la comunidad, y como Cristo vive por el bien de los demás. Cuando San Pedro nos llama a ser obediente en todo lo que hagamos, él citó Leviticos (el libro de sacerdotes), diciendo "Sean santos, porque Yo soy santo" [Leviticos 19:2].

El Sacramento de las Santas Ordenes (el sacramento sacerdotal) define y determina su santidad. El celibato como disciplina eclesiástica se instituyó en el siglo XII, anterior a eso, 39 Papas, e incontables sacerdotes eran casados. El celibato era una expresión de una vida de sacrificio y se instituyó para mejorar y fortalecer la santidad del sacerdocio. Es un apéndice, no la raíz.

Así como el apéndice en nuestro abdomen; mientras armoniza con la totalidad, contribuye y no hace ninguno daño, solo está ahí. Pero cuando se infecta, envenena los órganos y amenaza la vida del cuerpo, se le quita. De la misma manera el celibato, se ha podrido y corrompido, envenena la santidad del sacerdocio, minando la autoridad moral de la iglesia y amenaza su misma vida. Aparte los escándalos anteriormente mencionados, más de 120,000 sacerdotes han dejado sus posiciones clericales por el casamiento desde el Segundo Concilio Vaticano de 1960. Más de 40 millones de Católicos Estadounidenses han dejado la iglesia durante ese tiempo, y hasta ha diezmado la iglesia, más de 5,000 diócesis Estadounidenses están sin un sacerdote residente.

Aún así la iglesia no reconoce este veneno de inmoralidad, y por el contrario lo cubre y lo defiende. Desesperada por mantener su posición y autoridad, ha perdido toda perspectiva, y está lista para sacrificar el todo por el apéndice. Esto es ceguera; esto es locura. Si a alguien se le ha lavado el cerebro, es a aquellos que protegen la pedofilia y a los violadores, cubriendo crímenes y barriendo las injusticias y pecados debajo de la alfombra por el bien de su iglesia.

¿Qué hay del pobre Sacerdote, naufragando por la culpabilidad, un cascarón de hipocresía que ahora sirve a la ambigüedad moral de una autojustificación? Aquello que fue instaurado para fortalecer su vida espiritual, el celibato, se ha convertido en una piedra de molino atada al cuello, arrastrándole al infierno. ¿Qué hay de las estimadas hermanas que han tenido bebés en secreto, e incluso abortos? Qué hay de los 120,000 sacerdotes casados, que de hecho no son ex-sacerdotes, si no ex-clérigos, removidos de sus deberes sacerdotales. Ellos, también, aman su iglesia, pero se han convertido en sus bastardos. En ciudadanos de segunda clase.

¿Qué es lo que yo he hecho en obediencia a Dios?, proveer un modelo. Combinando el Sacramento de las Santas Ordenes, que define lo que es el sacerdocio, con el Sacramento del Matrimonio, fortaleceremos y renovaremos las dos partes, mientras reconstruimos, engrandecemos y fortalecemos el todo. Estos es lo qué Dios está pidiendo al final de los 2000 años de la fe Católica. Al entrar al tercer milenio, la capacidad de la iglesia para responder a la providencia de Dios determinará su utilidad a Su plan y su destino en Su voluntad.

LA ADVERTENCIA DE DIOS

Incontables veces en la historia de nuestra madre, la Iglesia Católica, hubo un obtuso, ciego, y aun corrupto liderazgo incapaz de oír el llamado de Dios, y Dios eligió voces insospechadas para limpiarla y renovarla: San Francisco de Asís, Juana de Arco, y otros. Muchas veces la iglesia se opuso, excomulgó, y aun mató a sus reformadores: Salvanarolo, etc. Muchas veces la iglesia ha sido inconsciente del tiempo histórico y el momento providencial, sólo para ser avergonzada después, como en el caso Galileo, Martín Lutero, y otros. Este es precisamente tal momento.

Una vez más le pido a mis amigos, colaboradores, hermanos y hermanas en Cristo: no se congojen o lloren por mí o mi futuro, porque estoy verdaderamente en el seno de la gracia, bendición y guía de Dios. Después de aproximadamente 30 años de lucha y sufrimiento, El me muestra el camino. Desesperadamente rezo por que la misión que El me ha encomendado pueda cumplirse a través de la Santa Iglesia Católica. Pero eso será decidido por otros, no por mí. De todos modos, ahora sé que El no me ha abandonado, y que El me usará como El lo destinó.

Por el contrario oremos, por el futuro y el destino de la Iglesia Católica, a quien Dios ha profundamente amado y pacientemente trabajado a través de los siglos. Su destino no será determinado por su poder financiero o político, ni aun por su autoridad doctrinal, si no por la ley del amor que comprende toda la ley y los profetas, y es mayor que la ley canóniga. Es el amor, la humildad, la fe, y la pureza lo que determinará si la iglesia responde a la voz de la tradición y al poder mundano, o a la voz de Dios. Eso determinará si la iglesia será la líder moral y espiritual en el establecimiento del Reino de Dios, o se aferrará, como los Fariseos de la antigüedad, a sus leyes y tradiciones, y colocará en oposición a la voluntad de Dios.

El Arzobispo E. Milingo
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Datos personales

Mi foto
Autor y educador español (1952 - ) felizmente casado con Teresa Chávez, dos hijos varones. Datos biográficos en: http://jesus-gonzalez-losada.blogspot.com/ - Magíster en Matrimonio y Familia por la Universidad de Navarra. - Director en Uruguay de la Fundación Educativa para la Paz - Autor de varios libros y ensayos publicados en distintos medios